Compendio de ensayos realizados por el Dr. Guillermo Alfredo Terrera, quien fuera alumno del legendario Maestro de Samballah Orfelio Ulises Herrera y portador de la piedra cósmica sagrada conocida como el Bastón de Mando o Simihuinqui.
EL HALLAZGO DEL BASTÓN DE MANDO
El Maestro Orfelio Ulises, con sus mitológicos nombres griegos, estaba encargado de hacer posible el hallazgo de la mitológica piedra, pues poseía los datos de su ubicación, en un lugar solitario de las sierras de Córdoba, en territorio de la República Argentina.
Sus adoctrinadores de la doble ciudad mágica de Samballah, le habían dado un círculo de doce kilómetros, con centro geográfico en el Cerro del Uritorco, para que iniciara la búsqueda de la Piedra de la Sabiduría. Pacientemente lo hace... y en la década del treinta, al realizar uno de sus viajes de estudio a las sierras de Córdoba, a pocos kilómetros del llamado cerro Uritorco, de pronto se siente como atraído, como llamado desde lo alto de una loma, tal como si una fuerza magnética lo obligara a dirigirse a ese lugar.
Un poyo o silla de piedra granítica, afloraba a escasos centímetros de la superficie de la tierra y, ante la magnitud del hallazgo arqueológico, se dedicó con todo entusiasmo a excavar alrededor del antiguo asiento de piedra, cuyo respaldo se encontraba quebrado, un poco por encima de los rústicos posabrazos.
Mientras se encontraba dedicado a extraer el sedimento que cubría el banco de piedra pulida, puso al descubierto una hermosa conana, también construida en granito grisáceo.
Los hallazgos líticos acicatearon su afán de trabajo y aunque extenuado por el esfuerzo que estaba realizando, se sentía con fuerzas renovadas para seguir la búsqueda. Su mente parecía estar poseída por un campo energético que lo obligaba a continuar su penosa excavación en esa loma solitaria, separada del imponente Uritorco por escasos metros de distancia.
Orfelio Ulises sentía con tanta magnitud la presencia de esa fuerza electromagnética allí depositada que erizaba su piel y le daba oleadas de intenso calor a su cuerpo. De pronto, al mover la pala para sacar tierra y cascotes, sintió un ruido metálico que llamó su atención. Con bastante trabajo consiguió arrodillarse en el suelo y limpió como pudo esa zona, con sus manos nerviosas, palpando un objeto frío y largo que se encontraba bajo sus dedos.
Allí delante suyo, brillaba la tersura pulida del basalto negro que durante miles de años había permanecido oculto en el seno de la tierra y que tantos sabios y metafisicos durante siglos habían buscado infructuosamente.
Pintura Sergio Menossi (El hallazgo)
El Maestro Orfelio Ulises dejó pasar unos minutos luego del tremendo impacto del descubrimiento. Ya más tranquilo, tomó el Bastón de Mando para colocarlo en el borde de la zanja abierta y, en el momento en que lo alzaba, percibió claramente la irradiación de la energía que producía la piedra sagrada, pues le hormiguearon sus manos y algo le golpeaba en el cerebro, como una fuerza que corría por su columna vertebral. Emocionado, asentó su frente en el Toqui Lítico y, embargado por extraños sentimientos, dió las gracias a todos aquellos que hicieron posible su maravilloso hallazgo.
Abrió luego su bolso de lona y tomando la Piedra Sagrada con sumo cuidado la ubicó verticalmente dentro del mismo. Hecho esto, comenzó lentamente a descender de la loma, llevando contra su pecho tan incalculable descubrimiento.
Días después, un lugareño, le ayudó a bajar la conana de granito, pero el banco o poyo de piedra quedó en su lugar, semienterrado, pues formaba un bloque, calculado en más de mil quinientos kilos de peso.
VIDA Y MUERTE DE ORFELIO ULISES HERRERA
El Maestro Orfelio Ulises muere un ocho de agosto de 1951 a causa de un tétanos que se produce como consecuencia de haberse cortado la yema del índice de su mano izquierda, al sacar punta a un lápiz con el que estaba escribiendo sus poemas inconclusos y sus memorias. Es una muerte rara e inexplicable, pues la cortadura se la produce dos días antes de su deceso y abandona este mundo con una actitud estática y pétrea que lo endurece a las pocas horas de su inesperada muerte.
Había nacido en Bolívar, provincia de Buenos Aires, en una antigua estancia de ese lugar, en el año 1887. Sus cuatro números sumados dan la cantidad de 24 que es el resultado de 8 por 3, pues el 1 más 8, más 8, más 7, forman el número 24. El 8 es la cifra del infinito, de lo invariable, de lo cósmico y el Maestro se llamaba casualmente Orfelio Ulises, aquel que lleva la música cósmica, la armonía al espacio infinito.
Su nombre proviene de la palabra griega Anfión que significa Orfeón, el dios de la música cósmica que según la leyenda, edifica la ciudad de Tebas con el sonido mágico de su Lira. El Orfismo y el Pitagorismo son dos escuelas de base musical y pertenecen a la música de la Lira, instrumento de cuerdas, muy empleado en la antigüedad.
Orfelio Ulises es entonces, el que trae la música del cosmos, pues sus nombres metafísicos equivalen a Anfión, Orfeón, Orfelio y el de Ulises, porque este ser mitológico, es un argonauta, un viajero de la eternidad que trae consigo la música cósmica, Orfelio Ulises el Maestro de Samballah, trae la armonía del saber, en el Bastón de Mando, en el Simihuinqui de extrañas resonancias.
A los 26 años viaja a Samballah y 2 más 6 dan ocho, con lo que observamos la justeza de sus nombres con respecto al cosmos infinito. Su permanencia en Samballah dura 8 años, durante los cuales se prepara en el más profundo conocimiento hermético metafísico. Luego es enviado a la Cordillera de los Andes y en 7 años realiza el viaje de Méjico hasta Santiago de Chile, para conocer toda la Sabiduría que aún queda de los proto-arios ándidos en el espinazo de Armórica. El 7 es un número hermético que entra en la Causa de su Vida.
De Chili o Chile, pasa a Córdoba, donde debe vivir cerca de las sierras de Viarava y Charava, porque trae la gran orden de encontrar el Bastón de Mando, la piedra Sagrada de Vultán y de los antiguos pueblos. El legendario Simihuinqui del idioma Cósmico.
En 1934 encuentra en las cercanías del Uritorco la Piedra Metafísica y sumados los numerales de ese año extraordinario para los pueblos del Cono Sur y de la humanidad, veremos que sus cifras: 1 más 9, más 3, más 4 hacen 17, número clave de la profecía azteca para los pobladores de Argentum que un 17 de agosto de 1987 tenían que salvarse de caer en manos de los hijos de la noche y el materialismo. Veamos que 17 dá 8 (1 más 7) y que agosto es el 8 del mes del año y que sumados los números del año 1987, dan 25 que es la cifra de la victoria del Sol entre las tinieblas.
Esta profecía, coincide con la del Santo varón Don Orione, quién dice que Argentum llega a ser poseída en la década del ochenta por los hijos siniestros de la noche, pero que milagrosamente se salva y continúa su marcha ascendente.
Todas éstas menciones cabalísticas son exactas y concuerdan con la verdad de todo lo que ocurre, no solo en las profecías sino en la realidad de Argentum.
Cuando se está procediendo a la inhumación del cuerpo físico de Orfelio Ulises, a eso de las tres de la tarde de ese frío mes de agosto de 1951 se desata sobre la ciudad de Córdoba un viento de características inusitadas, fortísimo, helado y que cubre a la capital mediterránea con un manto de tierra que envuelve con sus nubarrones a toda la región, debiéndose prender las luces del alumbrado público a las 15.30 horas de la tarde, pues la ciudad queda a oscuras, como si fuera de noche.
Quienes estábamos en el cementerio San Jerónimo acompañando al Maestro en su última morada, quedamos cubiertos de polvo y ateridos de frío. Recuerdo entre otros al Dr. Livio Bernardo Rossanigo cuyo sobretodo y sombrero negro, quedaron blancos de tierra, lo mismo la señorita Nelly Acosta que nos acompañaba y otras personas, lo mismo que quien escribe éstos recuerdos. Al llegar a mi casa, en el cerro de las Rosas, en la oscuridad de la tormenta, mis hijos al verme gritaban de alegría, diciendo: Tata viene, Tata viene, pues estaban consternados de miedo, por las características de la tormenta de viento y polvo, acaecida sobre Córdoba.
Que fuerza Telúrica o Cósmica desató sobre la capital cordobesa, tan extraño fenómeno meteorológico, iniciado justo cuando se procedía a la inhumación de los restos mortales del Maestro Orfelio Ulises, cuyo nombre, casualmente estaba vinculado desde su nacimiento a esa energía del espacio. Que Siddha, que maestro Cósmico, que Dios Solar o Hiperbóreo desataba de esa manera su pesar o su congoja en el momento en que los hombres, procedían a dar sepultura a ese humilde maestro del conocimiento metafísico.
Allá en su lejana casa junto a las barrancas del arroyo Rosario, a la entrada de Cosquín, la Nueva Cuzco de los antiguos Comechingones, quizás el espíritu del Bastón de Mando y el Universo del Mortero de Piedra que el Maestro hacía ya tres años que me entregara, sollozaban conmovidos, mientras que la antigua Cantacarasacat, en la llanura del Este, cercana de Viarava, la negra Piedra de Basalto, el dormido Simihuinqui de esos años, enviaba su energía sin límites, cubriendo el cielo de Córdoba, la del Suquía y sus profundas barrancas, con un manto de tierra y frío, para sepultar simbólicamente al eterno Orfelio Ulises, el de la música cósmica, el del Simihuinqui, del Universo de la Conana y del Santo Grial.
Hace ya un tiempo su casa fue demolida y los árboles salvajes que iluminaban los altos del Rosario, fueron arrancados y en ese mismo lugar, algún iniciado de la vieja leyenda, construyó un pequeño parque con triangulares pinos y cedros que elevan con los años sus alegóricas copas, puso algunos bancos de piedra y unos rosales que dan color a ese mágico rectángulo que los caminantes ignoran y desconocen.
En el mismo lugar donde otrora estuviera depositado el Bastón de Mando y la Conana de Piedra, se yergue un gigantesco cedro que alza al cielo de la Nueva Cuzco, sus verdes y esperanzadas ramas.
Pintura Sergio Menossi (Orfelio Ulises Herrera ,el Bastón de Mando)
LA CIUDAD DEL ESPEJO DE PIEDRA
Cuantas veces los hipersensibles o videntes lo han visto a Parsifal caminando por Argentum, rumbo a las sierras de Viarava y Charava, donde él sabía que en las profundidades de un monte sagrado que llamaban Uritorco o cerro de los loros en lengua quichua y cerro macho en idioma comechingón, se encontraba depositado el mágico Bastón de Mando o Piedra de la Sabiduría, del cual hablaban todos los antiguos maestros metafísicos que se encontraban en diferentes latitudes del Planeta Tierra, a quién trataban de poseer, sin lograr cumplir su mitológico objetivo.
Los videntes veían a Parsifal, caminando con sus acompañantes que se distinguían por ser los tres caballeros del número impar, integración esotérica del triángulo de fuerzas que se dinamiza y apoya al portador del Santo Grial, para protegerlo en el viaje y en la misión que debe cumplir, ante el Bastón de Mando y el Templo de Piedra. Los viajeros coreaban mantras y cantos gentilicios, mientras una mano o una brújula misteriosa, los guiaba a la lejana cordillera de Viarava, según el nombre impuesto por los Comechingones y tal como eran conocidas, tanto por los pueblos armoricanos, como por los hiperbóreos indoeuropeos o por los antiguos protoarios asiáticos.
Resulta altamente sugestivo y esclarecedor que la ciudad donde es enterrado el Rey Arctor se llame Glasstonbury, lo cual donde equivale a Ciudad del Espejo de Piedra y que desde las proximidades de ese mismo paraje, haya partido el caballero Parsifal en su segundo y según parece último viaje, lo cual por lo menos, así se cree. Ese periplo al país de Argentum y más precisamente a las sierras de Viarava, donde se encuentra el metafísico Templo de Piedra y donde por muy extraña causalidad, conste que no decimos "casualidad", se hallaba la mitológica ciudad de Erks, tan mencionada por el maestro tibetano Saruma, en la cual se levanta el Templo de la Esfera con sus tres espejos de diferentes alcances físicos y metafísicos, para la exploración y conocimiento del insondable cosmos.
Parsifal en este nuevo viaje al país de Argentum que según parece es el segundo que realiza a esos parajes, parte por el Atlántido Océano, desde la premonitoria ciudad del Espejo de Piedra y su punto de llegada es el llamado mar de Argentum que bien puede ser el ahora conocido como Río de la Plata o el actual "Mar Argentino", a la altura de la Zona de las grandes mareas, esto es, desde la contemporánea Viedma hacia el sur austral. Tengamos en cuenta que ya los antiguos navegantes, conocían las características de las altas y bajas mareas casi instantáneas que se producen sobre la costa de Argentum, en el Atlántido sur.
Pintura Sergio Menossi (Erks, la Ciudad Intraterrena y el Laboratorio de los 3 Espejos)
Sea en el actual río de la Plata, como en el mar de las grandes mareas, el caballero Parsifal se traslada a pie a las sierras de Viarava y Charava, como desde luego, esa larga caminata por tierra, puede hacerla astralmente, en un viaje incorpóreo o metafísico. Lo esencial es que llega nuevamente al Cerro Uritorco, donde se encuentran los mitológicos tres espejos que según parece, se hallan construidos en piedra bruñida y cincelada que trabajan en las profundidades de Erks, cuyos ruidos se pueden escuchar en el silencio de la noche, cuando los espejos se mueven, produciendo en la superficie tres clases distintas de sonidos que pueden ser escuchados por los investigadores, en las cercanías del laboratorio espacial, hasta donde se llega, internándose por las sierras, desde la casa abandonada de La Salamanca que se encuentra en el camino a Ongamira y remontando el curso del arroyo, como quién va en busca de la famosa cascada que vuelca sus aguas, desde lo alto de la loma.
Ese lugar privilegiado se encuentra a unos seis o siete mil metros de La Salamanca y es donde en altas horas de la noche son escuchados por quienes tienen la mente programada para ello, los diferentes ruidos que producen los tres espejos del laboratorio espacial, los cuales, en cierta medida, dirigen el traslado o la ubicación de las entidades cósmicas que surcan el cielo nocturno del Uritorco.
Este acontecer metafísico tiene íntima relación con la segunda llegada de Parsifal a las sierras de Viarava, pues el iluminado caballero, inicia su viaje, partiendo de la ciudad Del Espejo de Piedra, en Glasstonbury, para llegar a otro lejano espejo de bruñida piedra que lo espera en el Uritorco, quizás desde la eternidad, pues quién puede asegurar los milenios que poseen esas mágicas presencias mitológicas, con sus tres ruidos diferentes, que se escuchan desde un menor sonido, a otro intermedio o mediano y a un tercero o muy potente e impresionante ruido espacial. Debemos también preguntarnos, en que anteriores reencarnaciones anduvo el caballero Parsifal por esos extraños parajes que él ya los conocía, sea por comunicaciones cósmicas o por videncias astrales o genotípicas que el custodio del Santo Grial ya poseía.
Referencias
1-1: Camino que viene de la ruta 38 a Ongamira.
2: Vieja casa abandonada de La Salamanca.
3: Serranías del Lugar.
4 y 5: Serranías del Lugar.
6-6: Curso de agua, arroyo que corre por un valle más o menos abrupto. Las flechas indican la dirección de la corriente de agua.
7: Lugar donde en horas de la noche se escuchan los diferentes ruidos de los tres Espejos.
8: Cascada de agua que cae de la loma vecina, en las cercanías de los Tres Espejos.
ETERNOS Y REENCARNADOS
La similitud entre el espejo de piedra del suroeste inglés, las connotaciones que surgen del periplo de Parsifal, en un bajel sagrado, luego de haber arrojado la espada del Rey Arctor a las aguas de una laguna, después de la batalla de Camllan, son todos argumentos que se unen dentro de una misma y extraña leyenda. Deletreando la palabra "Scalibur", vemos que puede significar "La Ciudad de Cali", pues la voz compuesta "Is Cali Burger", tal como sucede con la palabra "Glasston-bury", de la cual derivan los vocablos "La Ciudad del Espejo de Piedra", es una voz de muy especial significación.
La espada mágica del Rey Arctor, menciona a un recinto sagrado de la India, dedicado a una diosa guerrera dentro de la metafísica de ese país, a la cual pertenece la secta implacable de los Thugs y esa divinidad se llama Cali y pertenece a la mitología religiosa de los indoarios. La espada de la ciudad de la diosa Cali, mantiene a Inglaterra dentro de los Hijos del Sol, cuando ella se pierde en el agua, ese país queda en las tinieblas, en la oscuridad de la noche. Para la historia de Inglaterra, el Rey Arctor o Arturo, es un monarca legendario que gobierna entre los siglos V y VI, tal como lo expresan los documentos y la tradición de ese tiempo.
En esos años, también figura Merlin, el Gran Maestro, como Consejero y personaje metafísico del mencionado monarca y sin embargo, para 1170-1200, aparece el mismo Rey Arturo, como creador de la Orden de los Caballeros de la Tabla Redonda, iniciador de las Cruzadas para liberar al Santo Sepulcro de Jerusalem y junto al increíble Arctor, también aparece el sabio Merlín e incluso el caballero Parsifal que luego de la muerte y posterior entierro del extraordinario monarca, parte en un pequeño bajel por el Atlántido Océano, rumbo a Argentum, en busca del Bastón de Mando, para poner junto al Toki Lítico, el Santo Grial que llevaba consigo, luego que Scalibur, la espada mágica de Arctor, es arrojada a las aguas, de donde desaparece, llevada por una mano que la introduce en las profundidades del lago.
Si el Rey Arturo, el sabio Merlín y el propio Parsifal, el poseedor del Vaso Sagrado, no fueran seres cósmicos reencarnados, como es posible que aparezcan cumpliendo hazañas en los siglos V ó VI y luego en los años de 1170-1200. Todos los datos documentados y fehacientes, como lo fueron las Cruzadas, la Tabla Redonda, la protección de los Lugares Sagrados que se le encomiendan a Parsifal y éste los cumple, hasta abandonar esa misión en Cercano Oriente y llevar consigo al Santo Grial, cuya posesión él la tiene, pues según las órdenes recibidas por la Orden del Temple, debe cuidarlo con su propia vida, para luego dejarlo en un lugar lejano y agreste, desde donde y en conjunción con el Bastón de Mando o Piedra que Habla, deberán velar y hacer efectivos, los dos objetos sagrados, la regeneración de la especie humana, en siglos posteriores, al segundo viaje de Parsifal al Continente Armoricano.
LOS MAESTROS CÓSMICOS
Todos estos datos históricos y metafísicos hacen cierta la persona del reencarnado Parsifal y contribuyen a la presencia verídica en las sierras de Viarava y Charava, del mencionado personaje, quién llega por lo menos dos veces consecutivas, a esos milenarios parajes de la silenciosa Argentum. Estos periplos son conocidos y hasta cantados en diversos poemas y leyendas, pues si hacemos memoria, cuantas veces en estos últimos miles de años, puede el inmaculado caballero haber reencarnado en distintas vidas y haber actuado en muy diversas circunstancias.
Eso nadie puede negarlo, pero sí aseverarlo, en base a situaciones muy claras, como ya lo veremos con respecto al Bastón de Mando, al Vaso Sagrado, al Templo de Piedra y a la Mágica Conana, con su universo energético, lo mismo que al propio maestro de Samballah, Orfelio Ulises, quién por extraños mandatos de la sabiduría cósmica, ubica el Toki Lítico y a la Conana con su Mano de Piedra, en el real o irreal cerro sagrado de Uritorco.
La Gema Verde que se desprende de la Corona de Luzbel en el combate astral entre las distintas pléyades de ángeles, cae al suelo donde queda por miles de años allí abandonada, hasta que los dioses Hiperbóreos la encuentran y Wotan labra en ella el Vaso Sagrado que toma el mismo color de la piedra originaria.
Los Ángeles que se mencionan en la Gran Batalla Celestial, nada tienen que ver con el sentido católico apostólico romano que actualmente y por error, se le dá a la palabra "ángel", sucediendo lo mismo que con la palabra "Santo" que muchos imaginan como algo perteneciente a idéntica concepción religiosa, cuando en realidad provienen originariamente del idioma sánscrito y equivalen a "maestro protector", a "espíritu que cuida y vigila atentamente a cada persona" a cuya protección se encuentran dedicados estos ángeles o maestros cósmicos.
Con respecto a la voz "santo" o "santorum" significa que una persona de cualquier sexo, varón o mujer, lleva una vida espiritual, sin maldades, sin ambiciones, orgullo o vanidad. Es un Hijo del Sol, de la Luz Blanca y pura del mediodía que se proyecta fuera del materialismo y la violencia. Desde luego que esta perfección de la existencia es muy difícil de lograr, pero los Viryas y los Siddhas logran plenamente estos objetivos.
Cuantas personas creen haber logrado este sentido de pureza espiritual y sin embargo, viven consumidos por la ambición y el orgullo que los inhibe de escuchar la voz de los "ángeles de la guarda" o de los "maestros cósmicos protectores". Ellos son delatados por simples gestos, por circunstancias causales, por pequeñas pero reveladoras incongruencias de su orgullo y vanidad. No se dan cuenta, pero sus actos ponen de manifiesto la oscuridad que los domina, aunque a veces sea insensible o superflua.
No debemos confundir el sentido de maestro cósmico, de guía espiritual, de protector continuo de cada ser humano viviente, con ninguna intención de contenido religioso, pues todos tenemos un ángel, un ser incorpóreo que nos conduce y nos protege de todas las vicisitudes de la vida. Es como una voz interior que sienten en especial los mutantes mentales, como si alguien les hablara, guiara sus actos o condujera su cerebro y sus manos, en la realización de grandes o pequeñas obras que son en realidad objetos histórico-culturales tanto materiales como formales.
Como es posible que Demócrito, hace ya 2.500 años de nuestro tiempo, describiera el átomo, palabra que proviene de las voces griegas, originadas en el sánscrito, "a" y "tomo" que significan "sin división" y realizara la explicación de protones, neutrones y electrones, careciendo de toda tecnología o ciencia aplicada para dilucidar eso e incluso, hiciera sus dibujos y proyecciones, con una fidelidad que asombra al conocimiento actual, tiempo del microscopio electrónico, entre los múltiples adelantos de la ciencia contemporánea.
Demócrito, como Thales, Pitágoras, Euclides, Anaxágoras, da Vinci, Miguel Angel y miles de sabios anteriores o posteriores a ellos, tuvieron sin ninguna duda su ángel incorpóreo, su maestro cósmico que hablaba interiormente con sus protegidos, dándoles enseñanza y conocimiento que carecían desde luego de toda noción de tiempo o de espacio. El propio Platón explicaba a sus alumnos y discípulos que cuando él daba clases, de improviso, una voz interior lo tomaba y le hacía decir enseñanzas, como si alguien se las susurrara en la mente. Era común sentirle decir "que el maestro cósmico" le había hablado durante la noche o al propio mediodía, dándole instrucciones acerca de temas insondables o desconocidos para la mente humana.
Al caballero Parsifal, en cualquiera de sus reencarnaciones, le era dable escuchar una voz que él la ubicaba tanto en su interior, como quizás proveniente del espacio cósmico, la cual le manifestaba que el, podía ver el Vaso Sagrado donde se encontrara, al Bastón de Mando, al Templo de Piedra, a Viarava o Charava y a todo aquello hacia donde dirigiera su pensamiento.
LOS QUE VEN Y NO VEN
Cuantas veces en su segunda o tercera reencarnación, Parsifal le contaba al caballero Lancelot que delante de ellos, en un altar lejano se encontraban luminosos el Santo Grial, el Bastón de Mando y el Libro que se Lee y no se Lee.
También en ocasiones, llegaba a sus oídos, el susurro maravilloso de la música cósmica, todo lo cual elevaba su pensamiento en un éxtasis metafísico y entonces le preguntaba a Sir Lancelot si no escuchaba las voces del espacio, si no veía las sagradas entidades y si no percibía la suave cadencia de la música celeste.
El bravo caballero del Rey Arctor, arrodillado junto a Parsifal, su noble amigo, levantaba los ojos a la cúpula del Templo Milenario y sollozando, solía decirle al iluminado Parsifal, de acuerdo a la hermética belleza que nos enseña a través de sus "Poemas Inconclusos", el maestro del Uritorco, Orfelio Ulises:
"... Solo tú puedes ver a la Gema Verde, al Bastón de Mando o al Libro de la vida y escuchar en tus oídos la música del insondable Cosmos. Pues la pureza de tu alma y el Maestro que te guía, lo hacen posible. Yo en cambio, vine al mundo, con la ancestral memoria del Guerrero, muchos muertos he anotado en mis armas y la sangre de ellos ha mojado mis manos. Tú, Parsifal, eres un Guerrero del Espíritu, del Sendero intrincado que lleva a la Luz. Ambos somos hijos del Sol y la Verdad, pero tú has nacido para sentir y gozar de la armonía cósmica, yo, debo combatir, para que eso se haga posible.
La Sociedad se compone de iluminados, de videntes, alquimistas, comerciantes, Maestros de la Verdad y fuertes Guerreros. Cada Cual cumple la parte encomendada de acuerdo con los Dioses y la Vida, pero a nosotros, nos ha sido dado el defendernos de los hijos de la noche, del materialismo, la ambición y el odio que ocultos en la sombra de las tinieblas, Manejan la ignorancia del Mal Eterno..."
LOS TEMPLOS DE LA ESFERA
Parsifal es conocido desde hace siete u ocho mil años como un legendario personaje del Tibet y de la India, donde se le conoce con el nombre de Parzival y desde allí, la mitología de sus hazañas lo siguen por el transcurso de miles de años, apareciendo en el Continente Blanco lo menos por dos veces, donde llega al país de Argentum y dentro de él, a las sierras de Viarava y Charava. En su primer periplo, parte del puerto de Rochedale en un bajel con las medidas sagradas que son propias de las embarcaciones destinadas en la antigüedad a transportar dioses y objetos sagrados.
Parsifal en ese viaje, quizás ha transportado ambas cosas en un mismo momento. Transcurrido un tiempo en que los metafísicos dirían "sin tiempo" se tienen noticias fidedignas que parte por el Atlántido Océano, desde la costa de Avalón, horas después que ha sido enterrado el cuerpo físico del Rey Arctor, en las proximidades del recinto amurallado de Glasstonbury, la ciudad del Espejo de Piedra, nombre que de manera increíble concuerda con los tres espejos o laboratorio espacial de la mitológica ciudad de Erks.
Debemos tener presente que a la entrada del actual Lago San Roque, sobre el camino que viene de la localidad de La Calera, al doblar hacia la ruta número 38, nos encontramos con una capilla católica, erigida justo a los pies de los cerros que circundan la costa noroeste del lago mencionado, la cual permanece abandonada durante largos meses, pues el cura que asiste a los oficios religiosos que allí se celebran, los hace cuando puede, por el trabajo que tiene y las distancias que debe recorrer entre su residencia habitual y esa extraña capilla.
Nuestra investigación se funda en las características arquitectónicas que presenta la capilla, pues la cúpula tiene exactamente la misma forma del Templo de la Esfera que se encuentra en la ciudad subterránea de Erks y desde luego que la construcción del Templo mencionado, es por milenios anterior a la construcción católica. Preguntado un día, en el año 1986, al cura encargado de esa capilla, porqué causas el Templo guardaba las mismas formas del mitológico Templo de la Esfera, nos manifestó textualmente que él, deseaba viajar en el mismo barco que nosotros y por ende, no deseaba quedarse sin boleto.
La Capilla católica se encuentra edificada sobre un tanque de ochenta mil litros de agua que se encuentran abajo de su piso y el cura, nos aclaró los motivos de dicha construcción, manifestando que nada mejor que tener bajo los pies de los fieles, esa masa de ochenta mil litros de agua, para energetizar a quienes estuvieran allí concentrados y rezando, a escasos centímetros del agua que se encontraba en un tanque redondo, parecido a los que se conocen como "australianos". Todo esto configura una verdadera enseñanza bioenergética, pues el agua, es una de las mayores fuentes naturales de energía.
Esta similitud entre la capilla católica del lago San Roque con el Templo de la Esfera, en cuanto a sus exactas líneas de construcción en lo referente a la cúpula de las mismas y a la masa de agua que energetiza no solo al lugar, sino también a las personas que se congregan en el mismo, son índice elocuente de la profundidad metafísica que emerge de ambas cúpulas esféricas, construidas con miles de años de diferencia temporal, pero de igual significado.