Las fotos son propiedad de Fer Reinaud - El audio y el texto pertenecen a Jorge Alberto Suárez.
PATRICIA FERRARI
Jorge Alberto Suárez (Extracto del libro: Uritorco el cerro más misterioso de América)
La causalidad quiso que en setiembre de 1987 me encontrara con Patricia, curiosamente, habitante de mi querida e inolvidable ciudad de Adrogué. Con ella grabamos un relato en la ya desaparecida Radio Capillense, de las circunstancias vividas por ella, junto a otras personas, en la zona del Pajarillo.
Sierra del Pajarillo (Quebrada de Luna) |
“yo estuve en el mes de febrero junto a unos amigos. Tratamos de buscar de noche la huella. De pronto comenzamos a sentir ruido a máquinas, me empecé en asentir extraña, seguir caminando sola, posteriormente mis amigos me contaron que me envolvió una nube, me hice larga y finita y desaparecí. Personalmente, lo único que me acuerdo es haber tenido un sueño, soñé con un galpón muy luminoso, creo que dentro de una montaña, no estoy segura, había unos seres altos, rubios, muy delgados; medían más de dos metros, tenían un traje celeste metalizado, muy pegado al cuerpo y trabajaban en unos cilindros.
Ahí sentí más fuerte el ruido, un ruido parecido a un compresor. Mi desaparición duró aproximadamente unos quince minutos. Según mis compañeros, fue el tiempo que no me vieron, luego me enteré de que el sonido que yo sentí en el lugar en donde vi trabajando a esos seres tan extraños, había sido grabado anteriormente por otras personas. Luego de esta experiencia me quedó en claro que la misión de estas entidades es la de salvar a esta humanidad, quizás de un desastre nuclear, o alguna otra crisis negativa para el ser humano. Hoy sabemos, que ya lo advirtieron a las grandes personalidades y políticos de todo el mundo. En definitiva, yo creo que estos extraterrestres son aquellos ángeles de la Biblia, un texto de interpretación no entendido, pero esas luces que veía Elías, los “Carros de Fuego” de Ezequiel, eran ovnis al igual que la estrella de Belén, que guió a los reyes magos con su movimiento. La Biblia está plena de simbolismos y seres extraterrestres. En conclusión, por lo que yo viví en el pajarillo, Coincido con el Profesor Pedro Romaniuk en que acá hay una base extraterrestre justamente en el Uritorco, hay algo muy grande ahí abajo, quizás eligieron este lugar por los minerales, por el aire …
Es obvio que necesitan ciertas cosas para poder ubicarse, además se que ellos se muestran en el momento justo”
El audio fue tomado de Radio Capillense en Septiembre de 1987, una emisora de circuito cerrado (proyecto familiar dirigido por Nené Kumar, con la colaboración de su hijo Elíseo y su nuera Silvia Martinez).
Comentario de oyente de este audio y testigo directo de esa noche:
Soy Claudio Fernández, uno de los 4 protagonistas de esa noche en el camino de Quebrada de Luna junto a Patricia Ferrari (mi amiga del alma), a Katy de Bs As (estudiaba Astrología con Patricia) y mi amigo Ángel Giro de Río Ceballos (donde los padres de Paty tenían una casita unas cuadras arriba de la Terminal).
Como dijo Patricia, la experiencia fue mas larga con muchos mas detalles. No sabíamos donde estábamos, detuvimos el auto en un lugar, pusimos un tema de Pink Floyd, meditamos, bajamos del auto.....y pasaron cosas....
Luego de la extraña experiencia subimos al auto y sin decir nada del asunto propuse ir a un bar de La Falda a picar algo y ahí a Patricia se le ocurrió que cada uno de nosotros escribiera lo que vió y sintió en ese lugar un rato antes. Así que agarramos una servilleta de papel e hicimos dibujos y describimos lo que sentimos. Para nuestro asombro las coincidencias eran increíbles. Fue un momento bisagra de mi vida, hacía años que venía haciendo cursos de Control Mental y similares con Patricia y amigos en diferentes lugares.
Soy de La Plata y solía quedarme en su casa a una cuadra de la estación de José Mármol (ella decía Adrogué porque estaba cerquita y era mas conocido jajaja). Conocí a sus padres y Marisa su hermana. Ella se fue muy joven. Hoy llevo a Patricia en mi corazón, recordándola con alegría por aquellos días de colores donde esos jóvenes loquitos de veintipico reían, jugaban y soñaban.
El viernes 7 de enero de 1986 estábamos Patricia, Katy y yo en su casa de Río Ceballos. Patricia muestra 2 cuadritos uno en cada mano diciendo: esto es para Uds. Elijan cual les gusta. Atrás hay un mensaje para cada uno. No hubo pelea con Katy, al momento que elegí el de fondo azul ella eligió el de fondo rojo. Patricia dijo: sabía cual iba a elegir cada uno.
El mensaje que había pegado detrás era: Cuando nuestros ojos no se vean...nuestras almas se recuerden... Que la paz y armonía vibren siempre en tu corazón. Te quiero mucho ...Patricia .... Aun conservo ese viejo papel manuscrito ....lo llevo conmigo dentro de mi agenda a todos lados....es una manera de seguir junto a mi amiga ....
Otro Comentario de alguien que la conoció:
Una genia que tuve el placer de conocer por esos años y cursar como alumno de ella en 1,2,y 3 año de control mental Una persona que por su corta edad de 24 años poseía una sabiduría inusualmente llamativa.
Lamentablemente Falleció muy joven y dejo muchísima enseñanza y también un vacío inmenso en los que la conocimos...
Hasta siempre patricia !!!.
Hasta siempre patricia !!!.
Extracto del libro RETO URITORCO - ZONA DE CONTACTO - MARTÍN PIOTTI
EPISODIO VI - RESPUESTAS
La segunda noche avistamos dos naves, se desplazaban desde el Uritorco hacia la Quebrada de Luna; las naves iban en formación y parecían chocar con la montaña.
Esa madrugada sentimos pasos alrededor de la carpa, pasos muy marcados que nadie parecía producir, no se veía al causante de los mismos.
Era obvio que nos estaban observando de cerca. Luciano y yo sentíamos la presencia de un ser inspeccionando el campamento.
Hicimos silencio mientras el visitante merodeaba los alrededores.
Al amanecer desayunamos, hacia calor y los insectos estaban de picnic con nosotros...
Descansamos y tuvimos un ¡missing time! Algo había ocurrido durante siesta, sucesos inversos, porque vivimos tres horas en quince minutos y luego nos faltaba tiempo. Una porción espacio donde no podíamos recordar nada.
Al llegar la noche nuevamente las naves saludaron con sus flashes, potentes luces de tono metálico, cómo cuando el celofán cubre los focos de los automóviles. Después de terminar la experiencia decidimos dormir para procesar lo vivido, sabíamos que al igual que la noche anterior "ellos", "hermanos mayores" se arrimarían hasta la tienda de campaña.
Había que meditar y cuidar los pensamientos, ya para esas horas ambos extrañábamos nuestras parejas, queríamos descansar para empezar con fuerzas la vuelta a la ciudad.
De nuevo en la madrugada, escuchamos los extraños pasos de "algo o alguien" que no se dejaba ver a simple vista, sabíamos que usaban algún tipo de camuflaje ambiente, que desviaba la luz y los hacía invisibles al ojo humano... pero no sentimos miedo
Al amanecer algunas cosas estaban cambiadas de lugar fuera de la carpa, cómo si una requisa cósmica hubiera echado manos sobre nuestras pertenencias.
No recordábamos mucho, después de las misteriosas visitas nuestra memoria llegaba a una calle sin salida, a una laguna sin fondo; parecía que no teníamos noción de ciertos momentos vividos. Al amanecer estábamos mudos, reinaba un silencio de sepulcro; ambos intentábamos armar un rompecabezas al cual le faltaban piezas... Juntamos rápido todo, desarmamos el iglú, y nos pusimos a la vera del camino; pero todavía no terminaban las sorpresas, yo sentía que faltaba algo, intuía una energía rara en el ambiente, alguna fuerza jugaba con nosotros, una mano sigilosa iba dibujando cada segundo, era la sincronía que escribía a su antojo cada instante.
Esperábamos que alguien nos diera un aventón hasta Capilla...
En eso, un viejo bus que venía desde Puertas del Cielo paró unos metros delante de nosotros; la puerta se abrió, una mujer se asomó y preguntó:
- ¿Hasta dónde van?
- ¡Hasta el pueblo! -contestamos a dúo. - ¡Suban, los llevamos! -exclamó.
Subimos al viejo micro, en el que viajaban una pareja y su pequeño hijo. El vehículo era una casa rodante y tenía gran confort. Luciano se sentó en uno de los asientos y yo al lado de la mujer, quien me miró de manera profunda y me preguntó...
-¿Vieron algo?
Le conté lo que habíamos vivenciado. - Mi nombre es Patricia... -dijo.
Hizo una cómplice sonrisa y buscó una carpeta donde había recortes de diarios.
El artículo que lei hablaba de una mujer extraviada en el Cerro Pajarillo, encontrada en el mismo lugar donde algunos amigos la habían visto desaparecer delante de sus ojos...
En ese lapso, me confesó Patricia, despertó dentro de una especie de hangar donde todo era blanco, la luz era fría y parecía emanar de las paredes; en el lugar habían unos seres altos y rubios que la examinaban; sólo ese breve recuerdo atesoraba Patricia. Con el tiempo me enteré que su nombre era Patricia Ferrari, toda una leyenda dentro de los sucesos que enmarcan a Capilla.
Nuevamente las moralejas hicieron piruetas en nuestros pensamientos; otra página más se escribía, una nueva historia que debíamos contar.